Jorge Recharte, director del Instituto de Montaña, visitó la Asociación Bartolomé Aripaylla (ABA) de Ayacucho para conocer el trabajo que viene realizando esta institución e invitar a sus representantes a participar en el Encuentro Nacional “Restauración de Tecnologías Ancestrales y Manejo del Agua” que se llevará a cabo en cooperación con la Reserva Paisajística Nor-Yauyos Cochas este año.
El Instituto de Montaña felicita y agradece a Victoria Machaca de ABA Ayacucho por compartir dos días de recorrido en las punas de Quispillaccta y el distrito de Chuschi para conocer el significado de la ‘crianza del agua’ y el impacto que esta iniciativa ha tenido en la restauración de la salud de la naturaleza, las chacras, las familias y la cultura originaria.
Gracias a esta visita se comprobó cómo la crianza del agua con la qocha (laguna, en quechua) utilizando materiales sencillos como arcillas especiales del lugar y piedras, junto con el conocimiento local de la topografía y la capacidad del suelo para infiltrar el agua, y llevando a cabo los rituales necesarios, funciona y tiene un impacto positivo en la vida de la gente. La qocha se construye, como enseñaron los abuelos de Quispillaccta, con materiales que se adaptan paulatinamente al terreno y permiten la filtración del agua. De este modo se alimentan las “venas” subterráneas y el agua surge en las laderas debajo de la qocha, a veces unos pocos metros y en otros cientos de metros más abajo en la forma de un pukyu (manantial, en quechua).
El costo de hacer una qocha es una fracción de lo que cuesta hacer un reservorio con materiales industriales, como cemento y fierro, que además no tienen la flexibilidad de las arcillas especiales que pueden acomodarse a la topografía. Allí donde nace cada nuevo manantial, el ojo de agua, ABA trabaja con sus hermanos comuneros para seguir ‘criando’ el pukyu, con canalillos que lo expanden, y sembrando plantas como la Putacca, la madre del agua o yaku mama, que ayudan a que el agua surja en mayor cantidad. Algunas qochas son tan grandes como verdaderos lagos y otras son más pequeñas y están en los terrenos familiares, pero todas crían pukyus. Son cerca de 200 qochas construidas y de cada una nacen muchos pukyus que aseguran el agua.
El impacto de restaurar y asegurar el agua en las cumbres se refleja en el mantenimiento de la agro-biodiversidad de las familias de Quispillaccta, en el cambio de ganado criollo por razas de mayor productividad en leche, en la expansión de cultivos de ajo, cebolla y otros como fuente de ingreso. Además se está mejorando la rotación del ganado con cercos tradicionales y eléctricos con energía solar, entre otras muchas otras innovaciones. ABA