Humboldt, representante de la modernidad y su legado pendiente en el Perú

Escrito por Fidel Torres Guevara

El viaje de Humboldt por América por sus repercusiones científicas y políticas representó un acontecimiento que impactó tanto a la América española como a Europa en la historia de la construcción de una nueva realidad social basada en el dominio de la naturaleza en el contexto de la ilustración europea, que será el molde de una mentalidad americana que examinará su propia realidad a través de los conceptos que Europa establecía como legítimos de la modernidad. Siendo los conceptos orientadores de la mente moderna, de la que Humboldt fue representante sobresaliente: la razón, la ciencia y tecnología (Dávila, R. 2014).

En los acontecimientos históricos, las grandes personalidades son las etiquetas que dan la denominación al acontecimiento, pero no son el acontecimiento mismo (Tolstoy, L. 2015) sin embargo; la vida de una persona reconstruye la historia de la sociedad a la que pertenece y la persona es representante de ella; Humboldt fue la personificación notable de la ilustración de Europa y la modernidad en marcha.

Humboldt y Bonpland en el Chimborazo. © Friedrich Georg Weitsch

Pero dada su especial relevancia mundial, aún hoy emergen interrogantes para conocerlo mejor como ¿De dónde procedía este sabio? ¿A qué cultura representaba? ¿De qué tipo de conocimiento colectivo había formado el suyo? Y efectivamente, provenía de una comunidad intelectual continental y en proceso de expansión (Europa) con una intencionalidad colectiva empeñada en el desarrollo de las matemáticas, la observación objetiva y los experimentos controlados para desentrañar las leyes de la naturaleza y transformarla para sus propósitos, estableciendo para ello un estructurado sistema de intercambio de conocimientos para la difusión de descubrimientos y nuevas ideas. En Alemania, este ambiente intelectual tuvo su mayor expresión en el círculo de Jena en el que filósofos, científicos y artistas debatían cómo entender a la naturaleza y ¿Cómo es posible el conocimiento? Circulo al que Humboldt se integró y cultivó una profunda amistad con Goethe, cuya influencia se tradujo en el carácter artístico de sus escritos científicos, y recíprocamente en el contenido científico de la obra literaria del poeta, que se evidencia en la gran similitud existente de Fausto con Humboldt (Wulf, A. 2015).

Humboldt crea el concepto de la red de la vida como sistema conceptual de comprensión de la naturaleza (Wulf, A. 2015) que lo consensua con la comunidad científica junto a una emotividad compartida con los viajeros naturalistas. Si, según este concepto en la naturaleza todo esta interconectado el desafío de su comprensión demanda también la interconexión de las diferentes formas de comprender la realidad, especialmente, la combinación de los saberes artísticos con los científicos y las disciplinas experimentales, en un enfoque que unía la observación científica exacta con la respuesta emocional de lo que percibe (Caro, H.2016), lo que posteriormente se definirá como interdisciplinariedad de la ecología.

La ciencia, por su capacidad de operar sobre la realidad de un modo directo y efectivo, suele ser considerada como el modo de conocimiento por excelencia y debido a sus impactos transformadores, se le ha llevado al extremo de presentarla como la verdad de las cosas, no como una interpretación de ellas (Giardina, M. 2000). La racionalidad de la modernidad; es la científica, que descubre las nuevas posibilidades de uso de la naturaleza y optimiza la técnica que impulsa a la nueva industria, y Humboldt representa la mente de la modernidad. La construcción de una realidad social sustentada en la conciencia de la utilidad de la ciencia y la tecnología como esencia de la civilización (la europea).

«Alexander von Humboldt y Aime Bonpland en el Orinoco. © Otto Roth

La modernidad crea una realidad social en la que la razón científica es lo referente de lo correcto y se impone en base a consensos humanos y estrategias de poder. Filósofos como Khunth y Foucault explicaron las fuerzas existentes que subyacen a los cambios en la ciencia, no como la historia del progreso de la racionalidad, sino como consecuencia del prestigio, reconocimiento y de capacidad de difusión de sus defensores, es decir, de su mayor poder. Pero también, por las prácticas sociales, intereses cognitivos, económicos, personales y corporativos que sostienen a las teorías científicas que se imponen como válidas (Díaz, E. 2002).

Humboldt en la gestión política de la ciencia

Un proceso de interacción mediante el cual un universo de ideas individuales y dispersas se procesan progresivamente en un nuevo discurso, un nuevo pensamiento orientador de incidencia en el consenso para la toma de decisiones colectivas dirigido a provocar transformaciones sociales, se denomina gestión política (Gonzales, E. 2009). En su empeño de emprender su ambicioso proyecto científico, Humboldt fue también, un referente de gestor político en la ciencia ya que estaba atado de múltiples formas con el contexto político de su tiempo. Gestionó su propuesta científica a través de las redes de naturalistas y científicos franceses, ingleses y españoles para lograr el permiso del rey para ingresar a las colonias americanas estrictamente prohibidas a extranjeros por la férrea muralla administrativa española.

Desde el principio visualizó que su expedición científica se llevaría a cabo en el marco de una empresa del gobierno como lo había observado con los emprendimientos exploratorios globales de Inglaterra o el de Napoleón en el Norte de Africa al que acompañaban 167 científicos y naturalistas, por lo que no veía su propio proyecto científico desconectado del contexto histórico de esa época. Entendió el crucial papel que jugaban las circunstancias políticas en esta clase de empresa científica en las que serían decisivas las indispensables autorizaciones, atenciones, protección local y apoyo logístico, que como contraprestación podrían reclamar el control sobre el destino del conocimiento adquirido. Por tanto, debía hacer algunas transacciones para cooperar de alguna manera con el poder político. Usó conscientemente la estructura del poder para negociar la garantía de sus metas científicas sabiendo que tenía que ser capaz de proporcionar información que sería de interés para las naciones que se relacionaban con él; como fue el envío de colecciones específicas a las instituciones científicas de Madrid (Rebok, S. 2019) y la extensa información acopiada sobre México al presidente Jefferson (Rebok, S. 2019b).

Alexander y su hermano, Wilhelm von Humboldt, junto a Johann Wolfgang von Goethe y Friedrich Schiller. © Andreas Müller

Pero esta gestión política de la ciencia no la hizo en solitario sino que tuvo como estilo de trabajo la creación redes científicas (Leitner, U. 2008) de académicos y políticos a un nivel global como también recurrió a sus conexiones con aquellas instituciones de carácter moral- espiritual como las logias masónicas, a una de las cuales pertenecía Goethe, y lo reclamaron como modelo de su mensaje humano (Rebok y Winkle. 2019). Todo ello con la intención de poner el conocimiento producido a libre disposición para todos aquellos que tuvieran interés en él. No retuvo los resultados de sus trabajos en Europa, en cambio los retornó a los lugares en donde fueron obtenidos los datos, para que pudieran ser integrados en la ciencia local (Rebok, S. 2019).

Legado en espera

El legado de Humboldt señalado como la dotación de conocimientos que retornó a las sociedades de las cuales los había obtenido para que fueran aprovechados por ellas, en el caso peruano no podía ser posible, pues en la sociedad receptora de ello, los españoles americanos (así se denominaban así mismos los criollos) no se encontraban en la capacidad intelectual ni organizativa para asimilarlos; ya que sus prioridades se enfocaban en cómo apropiarse de los mecanismos de poder y la burocracia colonial con los que usufructuaba la corona española, para enriquecerse, no para desmontarlos. Y su proyecto de independencia se realizó con la exclusión de las nueve décimas partes de quienes formarían el país denominado Perú (Manrique, N. 2006).

Interpretación de la llegada de Humboldt a Ayabaca por escolares locales. © E. Gleeson

Esta independencia política sin cambio de la estructura colonial, fue justamente la condición que Humboldt condenaba ante su ideal de progreso por ser la situación contraria al ejercicio ciudadano del libre aprovechamiento de la ciencia y la tecnología, bajo su firme convicción de modelo de modernización europea que en Estados Unidos tenía su expresión óptima, y que en base a ello sostuvo la inviabilidad del Proyecto de Bolivar (Quesada, R. 1999). El legado intelectual de Humboldt es recibido por una sociedad peruana con un incipiente, fraccionado y centralizado cuerpo intelectual incapacitado para integrarse a la dinámica de la racionalidad científica con sus exigencias organizativas y de comunicación. Para la construcción de la nueva realidad social moderna, la sociedad peruana no contaba con una mínima masa crítica de organizaciones con capacidad de intercambio de conocimientos para conformar una intencionalidad colectiva en la asimilación de la racionalidad científica, en la forma de conocimiento organizacional en el que el conocimiento creado y desarrollado por individuos, las organizaciones lo articulasen y expandiesen como influencia social; carencia que se agravó con el déficit del otro aspecto clave de la comunicación; el lenguaje (Feldman, L. 2018, Nonaka U.1994); en un país en el que nueve décimos de los habitantes tenían otro idioma o no sabían leer (Manrique, N. 2006). Esta condición se puede constatar que no ha variado sustantivamente en el Perú de hoy, por lo que el legado de Humboldt sigue pendiente en su asimilación.

Bibliografía

Caro, H. (2016). Lo uno y lo múltiple . Berlin: Portada.

Dávila, R. (2014). Humboldt y la occidentalización de América. En Ariadna histórica. Lenguajes, conceptos, metáforas (págs. 159-193).

Díaz, E. (2000). Investigación básica, tecnología y sociedad. Kunth y Foucault. En E. Díaz (Ed.), La Posciencia (págs. 63-82). Buenos Aires: Editorial Biblos.

Feldman, L. (2018). La vida secreta del cerebro. (G. Sánchez, Trad.) Bogotá: PAIDOS.

Giardina, M. (2000). El problema de la neutralidad en la ciencia y en la técnica. En E. Díaz (Ed.),La Posciencia. (págs. 349-368). Buenos Aires: Editorial Biblos.

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Leitner, U. (2008). Los diarios de Alexander von Humboldt: un mosaico de su conocimiento
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Tolstoy, L. (2015). Guera y Paz. Barcelona: Pinguin Clásicos.

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Ciudad de México: Taurus.